jueves, 26 de febrero de 2009

Una casa para los niños de Slumdog Millionaire


Eran chabolistas, eran niños de la calle, eran parias en el más estricto sentido de la palabra y gracias a su intervención en la película Slumdog Millionaire han convertido su vida en un nuevo cuento de Cenicienta. Han volado hacia Estados Unidos, han pisado la alfombra roja de acceso al Teatro Kodak para la gala de los Oscar, han pedido autógrafos a sus actores favoritos, han viajado a Disneyland… Pero lo más importante es que estos pequeños actores han salido de su miseria: han sido escolarizados y han logrado que les entregaran una casa para que vivan decentemente ellos y sus familias.

Esta historia es alegre, tierna y conmovedora como una película con final feliz, pero es tan sólo una anécdota. Otros millones de niños indios permanecen en la indigencia y ni siquiera pueden inscribirse en los registros para tener derecho a recibir unos precarios y más que mínimos servicios.

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