Como no era fin de semana, sólo estábamos cinco personas en la sala. La verdad es que El reino prohibido es una película discretita, como otras muchas, pero de ahí a ese vacío hay un paso.
El argumento es infantil y completamente previsible; la dirección, igual que la fotografía, simplemente aceptable; la interpretación, para salir del paso; pero el ballet que dasarrollan Jet Li y Jackie Chang en sus escenas de lucha, merece la pena, por lo menos para los aficionados al género de las artes marciales.
Merece la pena ver a los "dos grandes" de la lucha juntos en acción representando unas escenas en las que su presencia, experiencia y habilidad supera en mucho a la coreografía. Y en el peor de los casos, se pasa un rato entretenido, que ya es bastante dados los tiempos que corren.
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